Un delicioso bocado crujiente por fuera y tierno y jugoso por dentro para almuerzos y cenas del día a día o acompañados de tu salsa preferida para el fin de semana.
Ponemos las rodajas de calabacín sobre unos papeles absorbentes de cocina y añadimos sal. Dejamos unos minutos hasta que suelten el agua y con otro papel absorbente sobre ellos, las secamos.
Precalentamos el horno a 200º.
En un cuenco mezclamos el queso Parmesano, con el pan rallado y el orégano o tomillo según nos guste más y reservamos.
A continuación pasaremos una a una las rodajas de calabacín por harina (este paso se puede omitir si preferís que os queden más ligeras), seguidamente por huevo y a continuación las vamos rebozando en el cuenco con el pan rallado.
Las vamos colocando sobre una bandeja de horno cubierta con papel sulfurado. Si nos apetece, podemos espolvorear un poco más de Parmesano sobre cada una de las rodajas. A mi me gustan con el toque pero no suelo añadirles más en este paso.
Horneamos unos 20-30 minutos o hasta que estén doradas y crujientes. Y servimos con nuestra salsa preferida para "dippear"! A disfrutar!!
No dejéis de probar esta receta con berenjenas pues está deliciosa también!